He tenido la suerte de realizar mis prácticas en el extranjero gracias a una beca Erasmus+. Antes de comenzar esta experiencia, nos explicaron en qué consistía y nos informaron de que podíamos optar a una de las 13 plazas que había disponibles, 10 para estancias largas y 3 para estancias cortas. Asimismo, tuve que realizar una serie de documentos, entre ellos, un cuestionario sobre mis experiencias. 6 alumnos fuimos seleccionados, 4 de ellos del Ciclo de Sistemas Microinformáticos y Redes (SMR) y 2 del Ciclo de Electromecánica de Vehículos (EVA).
Después de un mes de ansiada espera y exámenes finales, llegó el día y nos desplazamos al que sería nuestro nuevo hogar durante tres meses.
Sin creérnoslo, estábamos sentados en el avión junto a nuestros dos profesores, que nos acompañaron los primeros días de nuestra estancia. Al llegar a Vasto, un pueblo grande y turístico situado en la costa de Italia, pudimos ver nuestra nueva casa y deshacer las maletas. Además, tuvimos una reunión con nuestros tutores italianos y una visita guiada por nuestra nueva empresa. El piso era muy grande y estaba una zona excelente. Los cuatro chicos del Ciclo de SMR nos alojamos en un piso de tres habitaciones, yo compartía habitación con uno de mis compañeros, dos baños y un salón grande junto con una cocina bastante aceptable. Los dos chicos de EVA, tuvieron menos suerte, ya que cambiaron varias veces de piso hasta encontrar uno en el que no había ningún problema.
Tras una primera semana en la que nos organizamos en casa, pudimos comprar comida y demás necesidades, tocaba empezar a trabajar. Y no os voy a engañar, la primera vez en una empresa en la que solo se habla italiano, sin tener ni idea de italiano, no es muy sencillo; pero tener unos jefes y compañeros de trabajo encantadores y realizar un curso de idiomas, me facilitó la tarea y aprendí a comunicarme y entender el italiano dentro y fuera del trabajo muy rápidamente En esta empresa, había tareas para las que estaba preparado gracias a las clases del grado medio (montar ordenadores, instalar softwares, detectar virus o pasar información de un disco a otro) y otra que eran muy diferentes (arreglar impresoras y actualizar cajas registradoras). Durante mi estancia en Vasto, conté con la supervisión de un compañero de trabajo, al cual ayudaba a realizar todas estas tareas. Yo y un compañero cambiábamos turnos de mañana y tarde para ir al trabajo, al igual que los dos chicos de mecánica (los cuales realizaban tareas iguales y muy similares a las vistas en su ciclo), mientras que los dos informáticos restantes compartirán el mismo turno de mañana para crear una aplicación completamente funcional desde cero.
Por otra parte y fuera del entorno profesional, además de las tareas de la casa y estudiar para el futuro examen de italiano, pudimos visitar muchos sitios: nuestra zona residencial y los diversos comercios y tiendas que la rodeaban, el centro de Vasto, donde había una gran plaza acompañada de iglesias, catedrales, muchos bares y tiendas, los miradores desde los cuales se podía apreciar todo la zona de Vasto Marina (la zona costera), la playa, donde pasaríamos los días más calurosos y sus diferentes discotecas a las cuales fuimos los fines de semana. Además de Vasto, pudimos visitar Roma, ciudad que considero de una belleza singular.
Del mismo modo, conocimos a otros chicos de España e incluso de Polonia que al igual que nosotros estaban realizando las prácticas Erasmus+. Entablamos una gran amistad y salimos todos juntos los fines de semana e incluso en el día a día. Nuestras amistades no solo fueron españolas, porque conocimos a muchos italianos, los cuales nos enseñaron las zonas más bonitas y visitadas de Vasto. Además, pudimos realizar diversas actividades con ellos como deportes, ir al gimnasio, tiempo libre… y mejorar nuestro nivel de italiano.
Poco a poco iban pasando los días y se acercaba el final, empezamos a despedirnos de los jefes, compañeros y nuestros amigos, y procedimos a hacer las maletas, recoger la casa y echar un último vistazo a nuestro bloque, nuestra comunidad, nuestro pueblo; ya que, para nosotros, Vasto es el lugar donde tantas experiencias y emociones hemos compartido con gente como nosotros.
Y llegó el día en el que nos subimos al avión, y al llegar, nos esperaban nuestros padres.
La experiencia Erasmus+ tiene partes buenas y malas, pero he de decir que de las buenas se disfruta y de las malas se aprende. Antes de elegir el lugar donde realizar mis prácticas, en España o en el extranjero, tenía miedo y dudas, pero gracias a esta oportunidad que me ha ofrecido la beca Erasmus+ y todo lo que he vivido, puedo decir que es una experiencia que te aporta innumerables beneficios. Si tuviera que volver a elegir, escogería Erasmus+, ya que ha sido, sin duda, la mejor experiencia de mi vida.